¿Bromista?
Si fuésemos marionetas programadas
para pulular por plazas y avenidas dicutiendo, comprando e
intercambiando gestos.¿Para qué el programador habría dejado un
margen de libertad, una pequeña brecha para que en ella se
escondiera la duda y el sentido crítico?
Se me ocurre que no sería demasiado
extraño si pensásemos en un programador contratado. Un funcionario
travieso o tal vez un anarquista solapado en la plantilla laboral de
los Emprendimientos Cósmicos (Sociedad Infinita de de la Unión de
Galaxias del
Cúmulo[213123iu82345uo23423jhkjhk2kjh34k2j3h42kh34k2j3h42jh63445hkjh1246kqj34h2kj345hskdfhkj523hbfd...][SIDLUDGDC...]
O un chistoso.