En manos del azar
No tengo dudas de que el hombre terminará creando esos monstruos
de la ciencia ficción llamados
ciborgs, tanto como clones humanos
de otros hombres, o modelos sintéticos cuyos genes fueran
sintetizados por un complejo maridaje entre computadoras y
laboratorios de química-física. Molécula a molécula arrastradas
por sutiles pero irrefutables fuerzas llegarán a tejer la trama de
la doble hélice que se ensamblará con el resto del material en una
línea de producción postindustrial de seres a medida.
No importan los millones de escrúpulos éticos que se derramen
en unos miles de manifestaciones en contra, en las calles o por
virtuales plazas públicas de redes sociales. Otras tantas
manifestaciones se harán para contrarrestar lo que sea. Y mientras
todos sigamos discutiendo boludeces, como una manga de cotorras
histéricas, ellos lo estarán haciendo.
Pero no ellos, los que creen dominar el mundo, ni los que
firman las decisiones políticas.
Ellos, los que sean, lo harán.
Porque los que creen dominar al mundo en realidad intentan a
penas adivinar el curso de los acontecimientos sin lograr inclinarlo
en el sentido que quisieran. Hay otros que también pretenden lo
mismo pero con otros planes en cartera. Y otros y otros más. Todos
intentan y hasta se convencen de que estableciendo pactos y buenas
reglas de juego el poder seguirá en sus manos y los acontecimientos
les obedecerán sumisamente.
Lo que ignoran es que el planeta llamado Tierra, hace tiempo
que se ha salido de control. Sus sistemas colectivos, trátese de la
economía o de la ecología, o de la sociedad misma, han superado el
punto de no retorno y marcha, como una nave intergaláctica que
ingresa en las regiones de lo improbable. Ya no nos gobiernas las
leyes inflexibles de la naturaleza, ni las hipócritas de la
sociedad, ni las egoístas de la economía. Sería bueno poder creer
en ellas.
Hoy somos impulsados por el azar.
Solo caben dos posibilidades. Que por azar sobrevivamos a los
caprichos del azar. O que el azar destruya nuestra estúpida
civilización y tengamos que comenzar de nuevo.