LA CURVATURA DEL TAMAÑO
Otra manera de saber si el universo es curvo y cerrado para adentro, es fijarse qué pasa en él con lo mayor y lo menor. Mayor y menor son, por supuesto, conceptos relativos, no sólo porque una cosa siempre pude ser mayor que otra y al mismo tiempo menor que una tercera, sino porque podríamos pensar que lo mayor es lo menor y viceversa.
Hemos nacido y crecido en un mundo donde lo mayor es lo mayor, es decir dónde lo mayor es mayor que lo menor. Un mundo dónde hay una flecha preferencial que va de lo menor hacia lo mayor y por lo general encontramos eso natural y cómo formando parte de la esencia de las cosas. Sin embargo esa preferencia puede ser cambiada, aunque más no sea de forma ideal y al sólo efecto de razonar sobre ello. Supongamos que tenemos una clavija o cursor que haciéndolo girar digamos 180 grados, produzca ese cambio virtual que transforme lo mayor en menor y lo menor en mayor. Veríamos en ese caso que todo el universo seguiría funcionando como si nada hubiera pasado. Salvo que lo que antes era mayor ahora es menor, un giro apenas de la ficha “mayor” que se ha deslizado por el aro ideal y circular para ir a ocupar la posición de la ficha “menor” y otro giro, en el sentido contrario (con lo que se neutraliza el momento del movimiento) de la ficha “menor” hasta que se convierta en la “mayor” y ocupe el lugar que ocupaba la ficha que antes era la mayor, y que ahora es la menor, es decir que era, porque ahora ya no es. No sería necesario aclarar que las fichas se pueden cruzar e ínter penetrar en cualquier sentido por tratarse también de fichas virtuales y no necesariamente virtuosas.
Con ese doble giro el efecto total logrado ha sido un cambio de lo mayor por lo menor y lo menor por lo mayor sin apreciarse ninguna otra consecuencia. Con lo que queda demostrada la curvatura positiva del universo.
Lo que quedaría pendiente sería averiguar si nuestro universo en definitiva es uno dónde lo mayor es lo mayor u otro donde lo mayor es lo menor.